2. se levantó del suelo, llamó a su criada y descendió a la casa en la que solía pasar los sábados y los días de fiesta.
3. Allí se quitó el sayal que llevaba puesto y las vestiduras de su viudez, se bañó de pies a cabeza, se ungió con perfume y se peinó el cabello. Después se ciñó una diadema en la cabeza y se vistió la ropa de fiesta con que se engalanaba en vida de Manasés, su esposo.
4. Se calzó los pies con sandalias y se adornó con todas sus joyas: collares, pulseras, anillos y pendientes, y se embelleció extremadamente, tanto como para seducir a cualquier hombre que la viera.
5. Dio a su criada un odre de vino y una vasija de aceite, y llenó las alforjas con harina de cebada, tortas de frutos secos y panes puros; luego, habiéndolo envuelto todo, lo puso en manos de la criada.
6. Se dirigieron entonces a la puerta de Betulia, donde encontraron a Ozías y a los dos ancianos de la ciudad, los llamados Jabrís y Jarmís.
7. Al ver a Judit con el semblante transformado y cambiados los vestidos, quedaron todos maravillados de su extraordinaria hermosura y le dijeron:
8. — ¡Que el Dios de nuestros antepasados te favorezca y te ayude a llevar a buen término tus planes, para orgullo de los israelitas y exaltación de Jerusalén!
9. Ella se inclinó para adorar a Dios y les respondió:— Ordenen que me abran las puertas de la ciudad, para que yo salga a cumplir lo que me han encomendado.Ordenaron, pues, a los jóvenes que le franquearan las puertas, como ella había pedido.
10. Ellos lo hicieron así, y Judit salió en compañía de su criada. Los hombres de la ciudad la siguieron con la mirada mientras bajaba de la montaña y atravesaba el valle; después la perdieron de vista.
11. Mientras ellas caminaban en línea recta por el valle, les salió al encuentro una avanzadilla asiria.
12. Detuvieron a Judit y le preguntaron:— ¿De dónde eres? ¿De dónde vienes y adónde vas?Ella contestó:— Yo soy hebrea, pero huyo de mi pueblo porque está a punto de caer en poder de ustedes.
13. He venido para presentarme a Holofernes, el jefe supremo de su ejército: quiero darle informes fidedignos y mostrarle un camino para que penetre en la región montañosa y se adueñe de ella sin perder ni uno solo de sus hombres.
14. Al oír estas palabras y contemplar maravillados la belleza de su rostro, le dijeron:
15. — Has salvado tu vida apresurándote a bajar acá para presentarte a nuestro señor. Dirígete ahora a su tienda de campaña; algunos de nosotros te daremos escolta hasta que estés ante él.