Jeremías 1:51-68 La Biblia Hispanoamericana Traducción Interconfesional (BHTI)

51. ¿Quién no se va a dar cuenta de que no son dioses?

52. ¡No pueden nombrar a nadie rey de un país, ni pueden tampoco enviar lluvia a los humanos!

53. Carecen de poder, y por tanto son incapaces de mantener juicios propios o de liberar al que sufre injustamente. ¡Son como las cornejas que vuelan entre el cielo y la tierra!

54. Si un día se incendia el templo de esos dioses de madera, recubiertos de oro y plata, sus sacerdotes saldrán corriendo para ponerse a salvo, pero ellos arderán como troncos en medio de las llamas.

55. No pueden hacer frente a un rey ni a ningún otro enemigo.

56. ¿Cómo, pues, se puede pensar o creer que son dioses?

57. Además, esos dioses de madera, recubiertos de oro y plata, son igualmente impotentes para salvarse de ladrones y salteadores que, al ser más fuertes que ellos, los despojan del oro, de la plata y de las ropas que los cubren, y luego se van sin que los dioses logren socorrerse a sí mismos.

58. Por tanto, un rey capaz de demostrar su valentía o un objeto útil en una casa y del cual se sirve el dueño, tienen más valor que esos falsos dioses. Igualmente la puerta de una casa que protege lo que hay en ella o una columna de un palacio real, valen más que esos falsos dioses.

59. El sol, la luna y las estrellas resplandecen, y se muestran dóciles en su cometido;

60. lo mismo el relámpago que, cuando aparece, es bien visible; y el viento, que sopla de cualquier parte.

61. Cuando Dios ordena a las nubes que recorran todo el mundo, ellas ejecutan el mandato; y el fuego, cuando es enviado desde lo alto para quemar montes y bosques, cumple la orden recibida.

62. Pero esos dioses no pueden compararse a ninguna de estas cosas, ni en belleza ni en poder.

63. Por eso no es posible pensar ni decir que realmente se trata de dioses, puesto que, carentes de poder, no son capaces de hacer justicia ni de favorecer a los humanos.

64. ¡Así pues, sabiendo que no son dioses, no les tengan ningún temor!

65. Ellos ni siquiera pueden maldecir o bendecir a los reyes;

66. ni pueden mostrar a las naciones señal alguna en el cielo, porque ni resplandecen como el sol ni alumbran como la luna.

67. Mejor que ellos son las fieras, que se valen por sí mismas y se protegen poniéndose a cubierto.

68. No hay prueba alguna de que sean dioses. Por consiguiente, no les tengan ningún temor.

Jeremías 1