33. De modo que mandé en seguida a buscarte, y tú te has dignado venir. Aquí, pues, nos tienes a todos, en presencia de Dios, dispuestos a escuchar todo cuanto el Señor te haya encargado decirnos.
34. Pedro tomó entonces la palabra y se expresó en estos términos:— Ahora comprendo verdaderamente que para Dios no existen favoritismos.
35. Toda persona, sea de la nación que sea, si es fiel a Dios y se porta rectamente, goza de su estima.
36. Fue Dios quien dirigió su mensaje a los israelitas y les anunció la buena noticia de la paz por medio de Jesucristo, que es el Señor de todos.
37. Hablo —ya saben— de lo acaecido a lo largo y ancho de todo el país judío, comenzando por Galilea, después que Juan proclamó su bautismo.