1a. Una vez cumplido el tiempo de oración, Ester se quitó la ropa de luto y se vistió con todas sus galas. Estaba espléndida en su hermosura e invocó a Dios que vela sobre todos y a todos salva. Luego tomó consigo a dos de sus doncellas. Sobre una de ellas se apoyaba delicadamente, en tanto que la otra caminaba detrás, sosteniéndole la cola del vestido.
1b. Ester, aunque el temor le oprimía el corazón, estaba radiante de belleza, con el semblante sonrosado y alegre como una mujer enamorada.
1c. Así cruzó todas las puertas hasta llegar a la presencia del rey, el cual, sentado en el trono real, revestido de todos sus ornamentos y resplandeciente de oro y pedrería, mostraba un aspecto impresionante.
1d. Alzó el rey su rostro radiante de gloria, pero su gesto se hizo terrible al ver a la reina. Ella mudó de color y, sintiendo que se desvanecía, reclinó la cabeza sobre la doncella que iba delante.
1e. En aquel preciso momento, cambió Dios en amabilidad el espíritu del rey, que se levantó angustiado del trono y la tomó entre sus brazos hasta que volvió en sí. Luego, con palabras llenas de dulzura, la animó diciendo:
1f. — ¿Qué te sucede, Ester? Yo soy tu esposo, no temas. Tú no vas a morir, pues el decreto promulgado se refiere a los demás, no a ti. Ven, acércate.[
2. Cuando el rey vio a Ester en el patio le agradó su compañía y extendió hacia ella el cetro de oro que llevaba en la mano. Entonces Ester se acercó y tocó la punta del cetro.]
2a. Después, levantando el cetro de oro, lo puso sobre el cuello de Ester, la besó y le dijo:— Háblame.
2b. Mientras hablaba, volvió a desvanecerse. El rey se sintió entonces muy intranquilo, mientras que toda su servidumbre trataba de reanimar a Ester.[
3. El rey preguntó a Ester:— ¿Qué te ocurre reina Ester? ¡Dime lo que deseas, y lo tendrás; aunque sea la mitad de mi reino!
4. Ester respondió:— Si al rey le parece bien, venga hoy acompañado de Amán, al banquete que he preparado en su honor.
5. El rey entonces ordenó que viniera Amán inmediatamente para aceptar la invitación de Ester. Así pues, el rey y Amán asistieron al banquete que Ester había organizado.
6. Llegado el momento de brindar el rey preguntó a Ester:— ¡Dime lo que deseas, y lo tendrás; aunque sea la mitad de mi reino!
7. Ester respondió:— Mi petición y mi deseo son que,
8. si me he ganado el favor del rey y si le agrada cumplir mi deseo y acceder a mi petición, asista también mañana, acompañado de Amán, a otro banquete que le voy a ofrecer en su honor y entonces le responderé.