27. Cuando ya habían sido derrotados y exterminados aquellos enemigos, Judas se dirigió contra Efrón, ciudad fortificada en la que vivían Lisias y gentes de muy diversas procedencias. Jóvenes robustos, situados delante de las murallas, luchaban con valor; en el interior había una gran reserva de máquinas de guerra y proyectiles.
28. Los judíos, habiendo invocado a Dios soberano, que con su poder aplasta las fuerzas enemigas, tomaron la ciudad y mataron a unas veinticinco mil personas de las que estaban dentro.
29. Luego se pusieron nuevamente en marcha y se dirigieron a Escitópolis, ciudad distante de Jerusalén unos ciento diez kilómetros.
30. Pero como los judíos allí residentes atestiguaron que los habitantes de Escitópolis los habían tratado con benevolencia y los habían favorecido en situaciones precarias,
31. Judas y sus compañeros les dieron las gracias y los exhortaron a seguir manteniendo buenas relaciones con los judíos. Después regresaron a Jerusalén, porque ya se acercaba la fiesta de las Semanas.
32. Pasada la fiesta de Pentecostés, se pusieron en marcha contra Gorgias, gobernador de Idumea,
33. el cual se presentó a combate con tres mil soldados de infantería y cuatrocientos de caballería.
34. En la batalla cayeron algunos judíos.
35. Un tal Dositeo, un valiente jinete de los hombres de Bacenor, agarró a Gorgias por el manto y comenzó a arrastrarlo, intentando capturar vivo a aquel criminal. Pero un jinete tracio se arrojó contra Dositeo y le cortó el brazo por el hombro, de modo que Gorgias logró escapar a la ciudad de Maresá.