11. Lanzándose como leones contra sus enemigos, mataron a once mil soldados de infantería y mil seiscientos jinetes; a todos los demás los hicieron huir.
12. La mayor parte de los que lograron salvarse, escaparon heridos y sin armas; el propio Lisias se salvó huyendo vergonzosamente.
13. Lisias, que era un hombre inteligente, reflexionó acerca de su derrota y comprendió que los hebreos eran invencibles al tener como aliado al Dios todopoderoso.
14. Les envió unos mensajeros para proponer la reconciliación en condiciones justas, al tiempo que les prometía valerse de su influencia para que el rey se hiciera amigo de ellos.
15. El Macabeo, atendiendo sobre todo al bien común, aceptó las propuestas de Lisias; el rey, por su parte, concedió cuanto el Macabeo exigió por escrito a Lisias en favor de los judíos.
16. La carta que Lisias escribió a los judíos estaba redactada en estos términos:“Lisias saluda al pueblo judío.
17. Juan y Absalón, sus delegados, me han entregado la comunicación de ustedes y solicitan que apruebe su contenido.
18. Ya he pedido al rey todo lo que era de su competencia, y he concedido lo que era de la mía.
19. Por tanto, si siguen mostrando buena voluntad respecto de los intereses del Estado, yo procuraré favorecerlos de aquí en adelante.
20. En lo referente a cuestiones de detalle, he dado orden a sus delegados y a los míos que se pongan de acuerdo con ustedes.
21. Que les vaya bien. El día veinticuatro del mes de Dióscoro del año ciento cuarenta y ocho”.
22. La carta del rey a Lisias decía lo siguiente:“El rey Antíoco saluda a su hermano Lisias.
23. Ahora que nuestro padre ha sido trasladado a los dioses, deseo que los súbditos de nuestro reino vivan tranquilamente, cada cual dedicado a sus asuntos personales.
24. Pero hemos oído decir que los judíos se niegan a adoptar las costumbres helénicas, como quería nuestro padre, y que prefieren conservar las suyas. Además nos han pedido que se les permita vivir de acuerdo con sus propias leyes.
25. Con el deseo, pues, de que también esa nación goce de tranquilidad, hemos ordenado que se les restituya el Templo y que gobiernen su vida según las costumbres de sus antepasados.
26. Por tanto, harás correctamente si les envías una embajada de paz, para que al conocer nuestra decisión estén tranquilos y se dediquen con buen ánimo a sus negocios”.
27. La carta del rey a los judíos decía:“El rey Antíoco saluda al Consejo de Ancianos y a todos los judíos.
28. Nuestro deseo es que se encuentren bien de salud, como lo estamos también nosotros.