24. Los israelitas, al regresar, cantaban himnos y bendecían a Dios, diciendo: “¡Porque es bueno, porque su amor es eterno!”.
25. Israel obtuvo aquel día una gran victoria;
26. en cuanto a los extranjeros que lograron salvarse, fueron a informar a Lisias de lo sucedido.
27. Lisias, al oír las noticias, se sintió desalentado y abatido, porque no le había ocurrido a Israel lo que él quería, ni se había cumplido lo ordenado por el rey.
28. Al año siguiente, Lisias dispuso un ejército de sesenta mil hombres escogidos y cinco mil jinetes dispuestos a luchar contra los israelitas.
29. Cuando llegaron a Idumea y acamparon en Betsur, Judas, con diez mil hombres, les salió al encuentro.
30. Al ver aquel poderoso ejército, oró diciendo:— Bendito seas, salvador de Israel, que abatiste la soberbia de un gigante por mano de tu siervo David y entregaste el ejército filisteo en manos de Jonatán, hijo de Saúl, y de su escudero.