39. Trifón pretendía ser rey de Asia, eliminando al rey Antíoco y ciñéndose la corona.
40. Pero temía que Jonatán se lo impidiera y le declarara la guerra; por eso pensaba en la manera de hacerlo prisionero y acabar con él. Así que se puso en marcha y llegó a Betsán.
41. Pero Jonatán salió a su encuentro con cuarenta mil soldados escogidos para la guerra y se dirigió también a Betsán.
42. Cuando Trifón lo vio llegar con aquel gran ejército, no se atrevió a hacerle frente,
43. sino que lo recibió con honores, lo presentó a todas sus amistades y le hizo regalos. Luego ordenó a sus amigos y a sus tropas que lo obedecieran, como si de él mismo se tratara.
44. Le dijo a Jonatán:— ¿Para qué has movilizado a toda esa gente, si no hay guerra entre nosotros?
45. Mándalos ahora que regresen a sus casas, quédate con unos cuantos que te acompañen y ven conmigo a Tolemaida. Yo te entregaré la ciudad y el resto de las fortalezas, así como las tropas y todos los funcionarios. Luego regresaré, porque tan sólo he venido para esto.
46. Jonatán le creyó, e hizo lo que él le había dicho: despidió a sus tropas, que se volvieron a Judea.
47. Se quedó con tres mil soldados, de los cuales dejó dos mil en Galilea y únicamente mil lo acompañaron.
48. Pero apenas Jonatán había entrado en Tolemaida, sus habitantes cerraron las puertas, lo capturaron y mataron a filo de espada a todos los que iban con él.
49. Luego Trifón envió el ejército y la caballería a la gran llanura de Galilea para exterminar a todos los hombres de Jonatán.
50. Pero estos, al darse cuenta de que Jonatán había sido apresado y que había muerto con todos los que lo acompañaban, se animaron mutuamente y, avanzando en filas compactas, se aprestaron a combatir.
51. Sus perseguidores, viéndolos resueltos a luchar hasta la muerte, emprendieron la retirada.
52. De esa manera regresaron todos a Judea sanos y salvos; allí, llenos de aflicción, lloraron a Jonatán y a sus compañeros. En Israel se hizo un gran duelo.