28. Los eximiremos de muchos impuestos y los llenaremos de regalos.
29. Desde ahora mismo los libero a ustedes y a todos los judíos del pago de tributos, del impuesto de la sal y de la ofrenda de las coronas
30. Desde hoy y para siempre renuncio a percibir tanto el tercio de los cereales como la mitad de la cosecha de los árboles frutales que me corresponden en Judea y en los tres distritos anexos de Samaría y Galilea.
31. Jerusalén, con todo su territorio, será sagrada y estará liberada de diezmos e impuestos.
32. Renuncio a mi autoridad sobre la ciudadela de Jerusalén y autorizo al sumo sacerdote para que, con hombres escogidos por él, monte una guarnición que la proteja.
33. A cualquier judío llevado en cautividad a algún lugar de mi reino, le concedo gratuitamente la libertad. Ellos y sus ganados quedan exentos del pago de impuestos.