30. ¡sálvate a ti mismo descendiendo de la cruz!
31. De igual manera, también los principales sacerdotes junto con los escribas, burlándose de El entre ellos, decían: A otros salvó, a sí mismo no puede salvarse.
32. Que este Cristo, el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, para que veamos y creamos. Y los que estaban crucificados con El también le insultaban.
33. Cuando llegó la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora novena.
34. Y a la hora novena Jesús exclamó con fuerte voz: Eloi, Eloi, ¿lema sabactani?, que traducido significa, Dios mio, Dios mio, ¿por que me has abandonado?
35. Algunos de los que estaban allí, al oírlo, decían: Mirad, a Elías llama.
36. Entonces uno corrió y empapó una esponja en vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber, diciendo: Dejad, veamos si Elías viene a bajarle.
37. Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró.
38. Y el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.
39. Viendo el centurión que estaba frente a El, la manera en que expiró, dijo: En verdad este hombre era Hijo de Dios.
40. Había también unas mujeres mirando de lejos, entre las que estaban María Magdalena, María, la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé,
41. las cuales cuando Jesús estaba en Galilea, le seguían y le servían; y había muchas otras que habían subido con El a Jerusalén.
42. Ya al atardecer, como era el día de la preparación, es decir, la víspera del día de reposo,