44. Y el que le entregaba les había dado una señal, diciendo: Al que yo bese, ése es; prendedle y llevadle con seguridad.
45. Y habiendo llegado, inmediatamente se acercó a El diciendo: ¡Rabí! Y le besó.
46. Entonces ellos le echaron mano y le prendieron.
47. Pero uno de los que estaban allí, sacando la espada, hirió al siervo del sumo sacerdote y le cortó la oreja.