22. Y se admiraban de su enseñanza; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
23. Y he aquí estaba en la sinagoga de ellos un hombre con un espíritu inmundo, el cual comenzó a gritar,
24. diciendo: ¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres: el Santo de Dios.
25. Jesús lo reprendió, diciendo: ¡Cállate, y sal de él!
26. Entonces el espíritu inmundo, causándole convulsiones, gritó a gran voz y salió de él.