45. al eclipsarse el sol. El velo del templo se rasgó en dos.
46. Y Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espiritu. Y habiendo dicho esto, expiró.
47. Cuando el centurión vio lo que había sucedido, glorificaba a Dios, diciendo: Ciertamente, este hombre era inocente.