2. ¡Vive Dios, que ha quitado mi derecho, y el Todopoderoso, que ha amargado mi alma!
3. Porque mientras haya vida en mí, y el aliento de Dios esté en mis narices,
4. mis labios, ciertamente, no hablarán injusticia, ni mi lengua proferirá engaño.
5. Lejos esté de mí que os dé la razón; hasta que muera, no abandonaré mi integridad.