26. Porque si continuamos pecando deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno por los pecados,
27. sino cierta horrenda expectación de juicio, y la furia de un fuego que ha de consumir a los adversarios.
28. Cualquiera que viola la ley de Moisés muere sin misericordia por el testimonio de dos o tres testigos.
29. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que ha hollado bajo sus pies al Hijo de Dios, y ha tenido por inmunda la sangre del pacto por la cual fue santificado, y ha ultrajado al Espíritu de gracia?