1 Samuel 25:23-35 La Biblia De Las Americas (LBLA)

23. Cuando Abigail vio a David se dio prisa y bajó de su asno, y cayendo sobre su rostro delante de David, se postró en tierra.

24. Y se echó a sus pies y dijo: Señor mío, sólo sobre mí sea la culpa. Te ruego que permitas que tu sierva te hable, y que escuches las palabras de tu sierva.

25. Ruego a mi señor que no haga caso a este hombre indigno, Nabal, porque conforme a su nombre, así es. Se llama Nabal, y la insensatez está con él; mas yo tu sierva no vi a los jóvenes que tú, mi señor, enviaste.

26. Ahora pues, señor mío, vive el Señor y vive tu alma; puesto que el Señor te ha impedido derramar sangre y vengarte por tu propia mano, sean pues como Nabal tus enemigos y los que buscan el mal contra mi señor.

27. Y ahora permite que este presente que tu sierva ha traído para mi señor se dé a los jóvenes que acompañan a mi señor.

28. Te ruego que perdones la ofensa de tu sierva, porque el Señor ciertamente establecerá una casa duradera para mi señor, pues mi señor pelea las batallas del Señor, y el mal no se hallará en ti en todos tus días.

29. Y si alguno se levanta para perseguirte y buscar tu vida, entonces la vida de mi señor será ligada en el haz de los que viven con el Señor tu Dios; pero El lanzará la vida de tus enemigos como de en medio de una honda.

30. Y sucederá que cuando el Señor haga por mi señor conforme a todo el bien que El ha hablado de ti, y te ponga por príncipe sobre Israel,

31. esto no causará pesar ni remordimiento a mi señor, tanto por haber derramado sangre sin causa como por haberse vengado mi señor. Cuando el Señor haya hecho bien a mi señor, entonces acuérdate de tu sierva.

32. Entonces David dijo a Abigail: Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que te envió hoy a encontrarme,

33. bendito sea tu razonamiento, y bendita seas tú, que me has impedido hoy derramar sangre y vengarme por mi propia mano.

34. Sin embargo, vive el Señor, Dios de Israel, que me ha impedido hacerte mal, que si tú no hubieras venido pronto a encontrarme, ciertamente, para la luz del alba, no le hubiera quedado a Nabal ni un varón.

35. Recibió David de su mano lo que ella había traído y le dijo: Sube en paz a tu casa. Mira, te he escuchado y te he concedido tu petición.

1 Samuel 25