39. Porque vive el Señor que libra a Israel, que aunque la culpa esté en mi hijo Jonatán, ciertamente morirá. Pero nadie, en todo el pueblo, le respondió.
40. Entonces dijo a todo Israel: Vosotros estaréis a un lado, y yo y mi hijo Jonatán estaremos al otro lado. Y el pueblo dijo a Saúl: Haz lo que bien te parezca.
41. Saúl entonces dijo al Señor, Dios de Israel: Da suerte perfecta. Y fueron señalados Jonatán y Saúl, pero el pueblo quedó libre.
42. Y Saúl dijo: Echad suertes entre mí y Jonatán mi hijo. Y Jonatán fue señalado.
43. Dijo, pues, Saúl a Jonatán: Cuéntame lo que has hecho. Y Jonatán le respondió, y dijo: En verdad probé un poco de miel con la punta de la vara que tenía en la mano. Heme aquí, debo morir.
44. Y dijo Saúl: Que Dios me haga esto, y aun más, pues ciertamente morirás, Jonatán.
45. Pero el pueblo dijo a Saúl: ¿Debe morir Jonatán, el que ha obtenido esta gran liberación en Israel? No sea así. Vive el Señor que ni un cabello de su cabeza caerá a tierra, porque él ha obrado con Dios en este día. Así el pueblo rescató a Jonatán, y no murió.
46. Luego Saúl subió, dejando de perseguir a los filisteos, y los filisteos se fueron a su tierra.