San Marcos 14:33-51 Dios Habla Hoy (DHH)

33. Y se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, y comenzó a sentirse muy afligido y angustiado.

34. Les dijo:—Siento en mi alma una tristeza de muerte. Quédense ustedes aquí, y permanezcan despiertos.

35. En seguida Jesús se fue un poco más adelante, se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, y pidió a Dios que, de ser posible, no le llegara ese momento.

36. En su oración decía: «Abbá, Padre, para ti todo es posible: líbrame de este trago amargo; pero que no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.»

37. Luego volvió a donde ellos estaban, y los encontró dormidos. Le dijo a Pedro:—Simón, ¿estás durmiendo? ¿Ni siquiera una hora pudiste mantenerte despierto?

38. Manténganse despiertos y oren, para que no caigan en tentación. Ustedes tienen buena voluntad, pero son débiles.

39. Se fue otra vez, y oró repitiendo las mismas palabras.

40. Cuando volvió, encontró otra vez dormidos a los discípulos, porque sus ojos se les cerraban de sueño. Y no sabían qué contestarle.

41. Volvió por tercera vez, y les dijo:—¿Siguen ustedes durmiendo y descansando? Ya basta, ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores.

42. Levántense, vámonos; ya se acerca el que me traiciona.

43. Todavía estaba hablando Jesús cuando Judas, uno de los doce discípulos, llegó acompañado de mucha gente armada con espadas y con palos. Iban de parte de los jefes de los sacerdotes, de los maestros de la ley y de los ancianos.

44. Judas, el traidor, les había dado una contraseña, diciéndoles: «Al que yo bese, ése es; arréstenlo y llévenselo bien sujeto.»

45. Así que se acercó a Jesús y le dijo:—¡Maestro!Y lo besó.

46. Entonces le echaron mano a Jesús y lo arrestaron.

47. Pero uno de los que estaban allí sacó su espada y le cortó una oreja al criado del sumo sacerdote.

48. Y Jesús preguntó a la gente:—¿Por qué han venido ustedes con espadas y con palos a arrestarme, como si yo fuera un bandido?

49. Todos los días he estado entre ustedes enseñando en el templo, y nunca me arrestaron. Pero esto sucede para que se cumplan las Escrituras.

50. Todos los discípulos dejaron solo a Jesús, y huyeron.

51. Pero un joven lo seguía, cubierto sólo con una sábana. A éste lo agarraron,

San Marcos 14