13. De lejos vio una higuera que tenía hojas, y se acercó a ver si también tendría fruto, pero no encontró más que las hojas, porque no era tiempo de higos.
14. Entonces le dijo a la higuera:—¡Nunca más vuelva nadie a comer de tu fruto!Sus discípulos lo oyeron.
15. Después que llegaron a Jerusalén, Jesús entró en el templo y comenzó a echar de allí a los que estaban vendiendo y comprando. Volcó las mesas de los que cambiaban dinero a la gente, y los puestos de los que vendían palomas;
16. y no permitía que nadie pasara por el templo llevando cosas.
17. Y se puso a enseñar, diciendo:—En las Escrituras dice: “Mi casa será declarada casa de oración para todas las naciones”, pero ustedes han hecho de ella una cueva de ladrones.
18. Al oír esto, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley comenzaron a buscar la manera de matar a Jesús, porque le tenían miedo, pues toda la gente estaba admirada de su enseñanza.
19. Pero al llegar la noche, Jesús y sus discípulos salieron de la ciudad.
20. A la mañana siguiente pasaron junto a la higuera, y vieron que se había secado de raíz.
21. Entonces Pedro, acordándose de lo sucedido, le dijo a Jesús:—Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado.
22. Jesús contestó:—Tengan fe en Dios.
23. Pues les aseguro que si alguien le dice a este cerro: “¡Quítate de ahí y arrójate al mar!”, y no lo hace con dudas, sino creyendo que ha de suceder lo que dice, entonces sucederá.