2. Pues si la ley realmente pudiera purificarlos del pecado, ya no se sentirían culpables, y dejarían de ofrecer sacrificios.
3. Pero estos sacrificios sirven más bien para hacerles recordar sus pecados cada año.
4. Porque la sangre de los toros y de los chivos no puede quitar los pecados.
5. Por eso Cristo, al entrar en el mundo, dijo a Dios:«No quieres sacrificio ni ofrendas,sino que me has dado un cuerpo.