25. Labán alcanzó a Jacob en los montes de Galaad, que era donde Jacob había acampado. Allí mismo acampó Labán con sus parientes,
26. y le reclamó a Jacob:—¿Qué has hecho? ¿Por qué me engañaste? ¡Has traído a mis hijas como si fueran prisioneras de guerra!
27. ¿Por qué me engañaste y escapaste a escondidas, sin decirme nada? De haberlo sabido, yo te habría despedido con alegría y con música de tambores y de arpa.
28. Ni siquiera me dejaste besar a mis hijas y a mis nietos. ¡Has actuado como un necio!
29. Yo bien podría hacerles daño a todos ustedes, pero anoche me habló el Dios de tu padre y me dijo: “Escucha, no le hables a Jacob en forma brusca.”
30. Pero, si tanto querías regresar a la casa de tu padre, y por eso te fuiste, ¿por qué me robaste mis dioses?
31. Entonces Jacob le contestó a Labán:—Es que tuve miedo. Yo pensé que tal vez me ibas a quitar tus hijas por la fuerza.
32. Pero si alguno de los que aquí están tiene tus dioses, ¡que muera! Nuestros parientes son testigos: dime si yo tengo algo tuyo, y llévatelo.Pero Jacob no sabía que Raquel había robado los ídolos.
33. Labán entró en la tienda de campaña de Jacob, luego en la de Lía y también en la de las dos esclavas, pero no encontró los ídolos. Cuando salió de la tienda de campaña de Lía y entró en la de Raquel,
34. ella tomó los ídolos, los puso dentro de la montura del camello, y se sentó sobre ellos. Labán estuvo buscando por toda la tienda, pero no los encontró.
35. Entonces Raquel le dijo:—Padre, no te enojes si no me levanto delante de ti, pero es que hoy tengo mi período de menstruación.Como Labán anduvo buscando los ídolos y no los encontró,
36. Jacob se enojó y le reclamó a Labán con estas palabras:—¿Qué falta cometí? ¿Cuál es mi pecado, que con tantas ansias me has perseguido?
37. Has registrado todas mis cosas, ¿y qué has encontrado de las cosas de tu casa? ¡Ponlo aquí, delante de tus parientes y de los míos, para que ellos digan quién de los dos tiene la razón!