2. Pero el faraón contestó:—¿Y quién es “el Señor”, para que yo le obedezca y deje ir a los israelitas? Ni conozco al Señor, ni tampoco voy a dejar ir a los israelitas.
3. Entonces ellos dijeron:—El Dios de los hebreos ha venido a nuestro encuentro; así que vamos a ir al desierto, a una distancia de tres días de camino, para ofrecer sacrificios al Señor nuestro Dios, no sea que nos haga morir por una peste o a filo de espada.
4. Pero el rey de Egipto les dijo:—Moisés y Aarón, ¿por qué distraen a la gente de su trabajo? ¡Vayan a seguir trabajando!
5. También les dijo el faraón:—Ahora que hay tantos israelitas en el país, ¿van ustedes a hacer que dejen de trabajar?
6. Ese mismo día el faraón ordenó a los capataces y jefes de grupo:
7. —Ya no les den paja a los israelitas para que hagan adobes, como se ha estado haciendo; ¡que vayan ellos mismos a recoger la paja!
8. Pero exíjanles la misma cantidad de adobes que han hecho hasta ahora. ¡Ni un solo adobe menos! Son unos holgazanes, y por eso gritan: “¡Vayamos a ofrecer sacrificios a nuestro Dios!”
9. Hagan trabajar más duro a esa gente; manténganlos ocupados, para que no hagan caso de mentiras.
10. Los capataces y jefes de grupo salieron y fueron a decir a la gente:—El faraón ha dado órdenes de que ya no se les dé paja.
11. Ahora ustedes mismos tendrán que ir a recogerla en donde la encuentren. Pero no por eso se les va a rebajar la cantidad de adobes que tienen fijada.
12. Los israelitas se dispersaron por todo Egipto, en busca de rastrojo, para usarlo como paja.
15. Los jefes de grupo israelitas fueron a quejarse ante el faraón, y le dijeron:—¿Por qué trata así Su Majestad a estos siervos suyos?