17. Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque los odres revientan, y tanto el vino como los odres se pierden. Por eso hay que echar el vino nuevo en odres nuevos, para que se conserven ambas cosas.”
18. Mientras Jesús les estaba hablando, llegó un jefe de los judíos, se arrodilló ante él y le dijo:–Mi hija acaba de morir, pero si tú vienes y pones tu mano sobre ella, volverá a la vida.
19. Jesús se levantó, y acompañado de sus discípulos se fue con él.