25. –Sí, lo paga –contestó Pedro.Luego, al entrar Pedro en casa, Jesús se dirigió a él en primer lugar, diciendo:–¿Qué te parece, Simón? ¿A quiénes cobran impuestos y contribuciones los reyes de este mundo: a sus propios súbditos o a los extranjeros?
26. Pedro contestó:–A los extranjeros.–Por lo tanto –añadió Jesús–, los propios súbditos no tienen que pagar nada.
27. Pero, para que nadie se ofenda, ve al lago y echa el anzuelo. En la boca del primer pez que pesques encontrarás una moneda que será suficiente para pagar mi impuesto y el tuyo. Llévatela y págalos.