28. –Sí, Señor –respondió ella–, pero hasta los perros comen debajo de la mesa las migajas que dejan caer los hijos.
29. Jesús le dijo:–Bien has hablado. Puedes irte: el demonio ya ha salido de tu hija.
30. Cuando la mujer llegó a su casa encontró a la niña en la cama; el demonio ya había salido de ella.