38. Yo soy el Señor vuestro Dios, que os saqué de Egipto para daros la tierra de Canaán y para ser vuestro Dios.
39. “Si uno de tus compatriotas se arruina estando contigo, y se vende a ti, no le hagas trabajar como esclavo;
40. trátale como a un trabajador o como a un huésped. Trabajará para ti hasta el año de liberación,
41. después del cual podrá abandonar tu casa junto con sus hijos, para volver otra vez a su clan y a sus propiedades familiares,
42. porque ellos son mis siervos. Yo los saqué de Egipto, y no deben ser vendidos como esclavos.
43. No los trates con crueldad; al contrario, muestra temor de tu Dios.
44. “Si quieres tener esclavos o esclavas, cómpralos de las otras naciones que te rodean.
45. También puedes comprar a la gente extranjera que vive entre vosotros, y a los hijos que os nazcan mientras estéis en vuestro país; a ellos podéis comprarlos en propiedad
46. y dejarlos como herencia a vuestros hijos cuando muráis; siempre podréis serviros de ellos. Pero ninguno de vosotros debe dominar ni tratar con crueldad a sus hermanos los israelitas.
47. “Si un extranjero que vive en tu tierra se hace rico, y en cambio uno de tus compatriotas, vecino del extranjero, se queda en la ruina y se vende a ese extranjero o a algún otro extranjero,
48. tendrá derecho a que se compre su libertad aun después de haberse vendido. Podrá ser rescatado por uno de sus hermanos,
49. un tío, un primo o cualquier pariente cercano; también podrá rescatarse él mismo, si tiene medios para hacerlo,
50. calculando con el que lo compró desde el año en que se vendió hasta el año de liberación: el precio de venta corresponderá al número de años, y el tiempo que haya trabajado se calculará según la paga que se da a los trabajadores.
51. Si aún quedaran muchos años por delante, en proporción a ellos dará por su rescate parte del dinero que recibió por venderse;
52. pero si falta poco tiempo para el año de liberación, dará por su rescate la cantidad correspondiente a los años que falten.