14. ‘Por último, los árboles pidieron a un espino que fuera su rey.
15. Y el espino les dijo que, si de veras querían que él fuera su rey, todos tendrían que ponerse bajo su sombra; pero si no querían que fuera su rey, saldría de él un fuego que destruiría los cedros del Líbano.
16. ‘Ahora yo os pregunto: ¿Habéis actuado con verdad y honradez al hacer rey a Abimélec? ¿Habéis tratado a Jerubaal y a su familia con la misma bondad con que él os trató a vosotros?
17. Porque mi padre arriesgó su vida por vosotros cuando peleó para libraros del poder de los madianitas;
18. vosotros, en cambio, os habéis rebelado contra la familia de mi padre y habéis matado a sus setenta hijos contra una misma piedra. Por si fuera poco, habéis nombrado rey a Abimélec, hijo de la concubina de Jerubaal, solo porque él es pariente vuestro.
19. Pero yo os digo hoy: Si habéis tratado con verdad y honradez a Jerubaal y a su familia, que os vaya bien con Abimélec, y a él con vosotros;
20. pero si no, ¡que salga de Abimélec un fuego que destruya a todos los de Siquem y de Bet-miló, y que de Siquem y de Bet-miló salga un fuego que lo destruya a él!
21. Después de haber dicho esto, Jotam huyó y se fue a vivir a Beer, porque tenía miedo de su hermano Abimélec.
22. Abimélec dominó a los israelitas durante tres años,
23. pero Dios interpuso un espíritu maligno entre Abimélec y los de Siquem, para que estos se rebelaran contra él,
24. y que así pagara Abimélec el sangriento asesinato de los setenta hijos de Jerubaal, y que pagaran también los de Siquem por haberle ayudado.
25. Los de Siquem tenían en los montes gente que se escondía y asaltaba a todos los que pasaban por el camino cercano. Y Abimélec se enteró de esto.
26. Un día, Gáal, el hijo de Ébed, pasó con sus hermanos por Siquem, y se ganó la confianza de los de aquella ciudad,
27. los cuales salieron al campo a vendimiar, e hicieron vino y celebraron una gran fiesta, comiendo y bebiendo en el templo de sus dioses y maldiciendo a Abimélec.