1. En los montes de Efraín vivía un hombre llamado Micaías.
2-3. Este le confesó a su madre:–En cuanto a las mil cien monedas de plata que te robaron, y por las que maldijiste al ladrón, yo las tengo. Yo fui quien te las robó; pero ahora te las devuelvo, pues te oí decir que las habías consagrado al Señor para mandar hacer un ídolo tallado y recubierto de plata.Y le devolvió la plata. Entonces su madre exclamó:–¡Que el Señor te bendiga, hijo mío!
10. –Pues quédate aquí conmigo –le propuso Micaías–, para que seas mi sacerdote y como mi propio padre. Yo te pagaré diez monedas de plata al año, además de ropa y comida.
11. El levita aceptó quedarse a vivir con Micaías, y llegó a ser como uno de sus hijos.
12. Micaías le hizo su sacerdote, y él se quedó a vivir allí.
13. Entonces Micaías pensó que tenía aseguradas las bendiciones de Dios, pues contaba con un levita como sacerdote.