26. Luego Josué hizo el siguiente juramento: “Maldito sea a los ojos del Señor el que intente reconstruir la ciudad de Jericó. Sean echados los cimientos sobre su hijo mayor, y sobre su hijo menor sean puestas las puertas.”
27. El Señor ayudó a Josué, y la fama de Josué se extendió por toda la región.