4. jóvenes bien parecidos, sin ningún defecto físico, cultos e inteligentes, entendidos en todos los campos del saber y aptos para servir en el palacio real. A ellos se les enseñaría el lenguaje y la literatura de los caldeos.
5. Nabucodonosor ordenó también que a esos jóvenes se les diera todos los días de los mismos alimentos y vinos que a él le servían, y que los educaran durante tres años, al cabo de los cuales quedarían a su servicio.
6. Entre aquellos jóvenes estaban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, de la tribu de Judá,
7. a quienes el jefe del servicio de palacio les cambió el nombre: a Daniel lo llamó Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac, y a Azarías, Abed-negó.
8. Pero Daniel se propuso no contaminarse con la comida y el vino del rey; pidió, pues, al jefe del servicio de palacio que no le obligara a contaminarse con tales alimentos.