20. El criado lo tomó y lo llevó a donde estaba su madre, que lo sentó sobre sus rodillas hasta el mediodía. Entonces el niño murió.
21. Pero ella lo subió al cuarto del profeta, lo puso sobre la cama y salió, dejando cerrada la puerta.
22. Luego llamó a su marido y le dijo:–Envíame un criado con una asna, para que yo vaya a ver al profeta. Luego volveré.
23. –¿Por qué vas a verle hoy? –preguntó su marido–. No es luna nueva ni sábado.–No te preocupes –contestó ella.
24. Ordenó que le aparejaran el asna y dijo a su criado:–Vamos, adelántate. Y hasta que yo te lo diga, no hagas que me detenga.
25. Así ella se fue y llegó al monte Carmelo, donde estaba el profeta. Cuando Eliseo la vio venir a lo lejos, dijo a Guehazí, su criado:–Mira, es la señora sunamita.
26. Corre a recibirla y pregúntale cómo está, y cómo están su marido y su hijo.El criado fue, y ella le dijo que estaban bien.
27. Luego llegó al monte en donde se encontraba Eliseo y se abrazó a sus pies. Guehazí se acercó para apartarla, pero Eliseo le ordenó:–Déjala, porque está muy angustiada; pero hasta ahora el Señor no me ha dicho qué le ocurre.
28. Entonces ella le dijo:–Señor, ¿acaso te pedí tener un hijo? ¿No te pedí que no me engañaras?
29. Eliseo dijo entonces a Guehazí:–Prepárate, toma mi bastón y ve allá. Si te encuentras con alguien, no lo saludes; y si alguien te saluda, no le respondas. Luego pon mi bastón sobre la cara del niño.
30. Pero la madre del niño dijo a Eliseo:–Juro por el Señor, y por ti mismo, que de aquí no me iré sin ti.Entonces Eliseo se fue con ella.
31. Mientras tanto, Guehazí se había adelantado a ellos y había puesto el bastón sobre la cara del muchacho; pero como este no diera la menor señal de vida, Guehazí salió al encuentro de Eliseo y le dijo:–El niño no vuelve en sí.
32. Cuando Eliseo entró en la casa, el niño ya estaba muerto, tendido sobre la cama.
33. Entonces entró, y cerrando la puerta se puso a orar al Señor. Solamente él y el niño estaban dentro.
34. Luego se subió a la cama y se acostó sobre el niño, poniendo su boca, sus ojos y sus manos sobre los del niño y estrechando contra él su propio cuerpo. El cuerpo del niño empezó a entrar en calor.
35. Eliseo se levantó entonces y anduvo de un lado a otro por la habitación; luego se subió otra vez a la cama y volvió a estrechar su cuerpo contra el del niño. De pronto el muchacho estornudó siete veces y abrió los ojos.
36. Eliseo llamó a Guehazí y le dijo:–Llama a la señora sunamita.Guehazí lo hizo así, y cuando ella llegó a donde estaba Eliseo, este le dijo:–Aquí tienes a tu hijo.