2 Crónicas 32:11-21 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

11. Si Ezequías os dice que el Señor vuestro Dios os librará de mis manos, os está engañando y os está exponiendo a morir de hambre y de sed.

12. ¿Acaso no suprimió Ezequías los lugares de culto y los altares de ese Dios, y ordenó que la gente de Judá y Jerusalén le diera culto y le ofreciera incienso solamente en un altar?

13. ¿No sabéis lo que yo y mis antepasados hemos hecho con todos los pueblos de los demás países? ¿Acaso pudieron los dioses de esas naciones librarlos de mi poder?

14. ¿Cuál de todos los dioses de esas naciones que destruyeron mis antepasados pudo salvar a su país de mi poder? ¿Por qué pensáis que vuestro Dios podrá salvaros?

15. Ahora pues, no os dejéis engañar ni embaucar por Ezequías; no le creáis, pues si ningún dios de ninguna de aquellas naciones fue capaz de librar a su pueblo de mi poder y del poder de mis antepasados, ¡mucho menos podrá vuestro Dios libraros de mi poder!’ ”

16. Esto, y más todavía, dijeron los oficiales del rey de Asiria contra Dios, el Señor, y contra su siervo Ezequías.

17. Senaquerib escribió además cartas en las que insultaba al Señor, Dios de Israel, y en las que decía contra él: “Así como los dioses de los pueblos de otros países no pudieron librarlos de mi poder, tampoco el Dios de Ezequías podrá librar de mi poder a su pueblo.”

18. Los oficiales de Senaquerib, dirigiéndose a la gente de Jerusalén que estaba en la muralla, gritaron a gran voz en hebreo para asustarlos y aterrorizarlos, y así poder conquistar la ciudad.

19. Hablaban del Dios de Jerusalén como de los dioses de las demás naciones de la tierra, que son dioses hechos por los hombres.

20. En aquella situación, el rey Ezequías y el profeta Isaías, hijo de Amós, oraron y pidieron ayuda al cielo.

21. Entonces el Señor envió un ángel que exterminó a todos los soldados, capitanes y comandantes del campamento del rey de Asiria, quien tuvo que volverse a su país lleno de vergüenza. Y cuando entró en el templo de su dios, allí mismo lo asesinaron sus propios hijos.

2 Crónicas 32