9. Pero si no pueden controlar su naturaleza, que se casen, pues más vale casarse que consumirse de pasión.
10. A los casados les doy este mandato, que no es mío sino del Señor: que la esposa no se separe de su esposo.
11. Ahora bien, en caso de que la esposa se separe de su esposo, que no se vuelva a casar o que se reconcilie con él. De la misma manera, el esposo no debe divorciarse de su esposa.