14. Al contrario, cada uno es tentado por sus propios malos deseos, que le atraen y le seducen.
15. De estos malos deseos nace el pecado; y del pecado, cuando llega a su completo desarrollo, nace la muerte.
16. Queridos hermanos míos, no os engañéis:
17. todo lo bueno y perfecto que se nos da, procede de arriba, de Dios, que creó los astros del cielo. Dios es siempre el mismo: en él no hay cambios ni sombras.