11. “¿Acaso algún padre entre vosotros sería capaz de darle a su hijo una culebra cuando le pide pescado?
12. ¿O de darle un alacrán cuando le pide un huevo?
13. Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre que está en el cielo dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!”
14. Jesús estaba expulsando un demonio que había dejado mudo a un hombre. Cuando el demonio salió, el mudo comenzó a hablar. La gente se quedó asombrada,
15. aunque algunos dijeron:–Beelzebú, el jefe de los demonios, es quien ha dado a este hombre poder para expulsarlos.
16. Otros, para tenderle una trampa, le pidieron una señal milagrosa del cielo.
17. Pero él, que sabía lo que estaban pensando, les dijo:–Todo país dividido en bandos enemigos se destruye a sí mismo, y sus casas se derrumban una tras otra.
18. Así también, si Satanás se divide contra sí mismo, ¿cómo mantendrá su poder? Digo esto porque afirmáis que yo expulso a los demonios por el poder de Beelzebú.
19. Pues si yo expulso a los demonios por el poder de Beelzebú, ¿quién da a vuestros seguidores el poder para expulsarlos? Por eso, ellos mismos demuestran que estáis equivocados.
20. Pero si yo expulso a los demonios por el poder de Dios, es que el reino de Dios ya ha llegado a vosotros.
21. “Cuando un hombre fuerte y bien armado cuida de su casa, lo que guarda en ella está seguro.
22. Pero si otro más fuerte que él llega y le vence, le quita las armas en las que confiaba y reparte sus bienes como botín.
23. “El que no está conmigo está contra mí; y el que conmigo no recoge, desparrama.
24. “Cuando un espíritu impuro sale de un hombre, anda por lugares desiertos en busca de descanso; pero, no encontrándolo, piensa: ‘Regresaré a mi casa, de donde salí.’
25. Al llegar, encuentra la casa barrida y arreglada.
26. Entonces va y reúne otros siete espíritus peores que él y todos juntos se meten a vivir en aquel hombre, que al final queda peor que al principio.”
27. Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer gritó de en medio de la gente:–¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te crió!
28. Él contestó:–¡Dichosos más bien los que escuchan el mensaje de Dios y le obedecen!
29. La multitud seguía juntándose alrededor de Jesús, y él comenzó a decirles:–La gente de este tiempo es malvada. Pide una señal milagrosa, pero no se le dará otra señal que la de Jonás.