34. Así pues, Abimélec y toda su gente salieron de noche y se escondieron alrededor de Siquem, repartidos en cuatro grupos.
35. Cuando Gáal salió a la puerta de la ciudad, Abimélec y su gente salieron de sus escondites.
36. Al verlos, Gáal dijo a Zebul:–¡Mira, de los cerros está bajando un ejército!–No –le contestó Zebul–. Solo son las sombras de los cerros, que a ti te parecen gente.
37. Pero Gáal siguió diciendo:–¡También de la colina que llaman Ombligo de la Tierra está bajando un ejército! ¡Y otro grupo viene por el camino de la Encina de los Adivinos!