33. Así, cuando más adelante vengas a ver lo que he ganado, tendrás la prueba de mi honradez: pues si en mi rebaño hay cabras que no sean manchadas o moteadas, o corderos que no sean negros, será que te los he robado.
34. –Está bien, acepto lo que propones –dijo Labán.
35. Pero aquel mismo día apartó Labán todos los chivos rayados y moteados, y todas las cabras manchadas y moteadas o que tenían algo blanco, y todos los corderos negros, y se los dio a sus hijos para que los cuidaran.
36. Luego, con este rebaño, se apartó de donde estaba Jacob, a una distancia de tres días de camino.Jacob, por su parte, siguió cuidando las otras ovejas de Labán.