1. Vosotros, como hijos amados de Dios, procurad ser como él.
2. Conducíos con amor, lo mismo que Cristo nos amó y se entregó a sí mismo para ser sacrificado por nosotros, como ofrenda y sacrificio de olor agradable a Dios.
3. Vosotros, que pertenecéis al pueblo santo, ni siquiera debéis hablar de inmoralidad sexual ni de ninguna otra clase de impureza o de avaricia.