2 Crónicas 9:3-20 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

3. Al ver la reina de Sabá la sabiduría de Salomón, así como el palacio que había construido,

4. los manjares de su mesa, los lugares que ocupaban sus oficiales, el porte y la ropa de sus criados, sus coperos y su ropa, y cómo subía al templo, se quedó tan asombrada

5. que dijo al rey: “Lo que escuché en mi país acerca de tus hechos y de tu sabiduría, es verdad;

6. pero solo he podido creerlo ahora que he venido y lo he visto con mis propios ojos. En realidad, no me habían contado ni la mitad de tu gran sabiduría, pues tú sobrepasas lo que yo había oído.

7. ¡Qué felices deben de ser tus esposas, y qué contentos han de sentirse esos servidores tuyos, que siempre están a tu lado escuchando tus sabias palabras!

8. ¡Bendito sea el Señor tu Dios, que te miró con agrado y te puso sobre su trono para que fueras su rey! ¡Por el amor que tu Dios tiene a Israel, y para consolidarlo para siempre, te ha hecho rey sobre ellos para que gobiernes con rectitud y justicia!”

9. Luego ella entregó al rey tres mil novecientos sesenta kilos de oro, y gran cantidad de perfumes y piedras preciosas. Nunca llegó a Israel tal cantidad de perfumes como la que regaló la reina de Sabá al rey Salomón.

10. Además, los hombres al servicio de Hiram y de Salomón que habían traído oro de Ofir, trajeron también de allá madera de sándalo y piedras preciosas.

11. Con la madera de sándalo hizo el rey barandas para el templo del Señor y para el palacio real, y también arpas y salterios para los músicos. Nunca se había visto nada semejante en la tierra de Judá.

12. Por su parte, el rey Salomón dio a la reina de Sabá todo lo que ella quiso pedirle, además de lo que ya le había dado a cambio de lo que ella le había traído. Después la reina regresó a su país acompañada de la gente a su servicio.

13. El oro que Salomón recibía cada año era unos veintidós mil kilos,

14. sin contar el tributo que le pagaban los comerciantes y viajeros. Además, todos los reyes de Arabia y los gobernadores del país traían oro y plata a Salomón.

15. El rey Salomón mandó hacer doscientos escudos grandes de oro batido, empleando en cada uno seis kilos de oro.

16. Mandó hacer también trescientos escudos más pequeños, empleando en cada uno poco más de tres kilos de oro batido, y los puso en el palacio llamado “Bosque del Líbano”.

17. Mandó hacer también un gran trono de marfil, y ordenó que lo recubrieran de oro puro.

18. El trono tenía sujetos a él seis escalones y un estrado de oro, y brazos a cada lado del asiento, junto a los cuales había dos leones en pie.

19. Había también doce leones en pie, uno a cada lado de los seis escalones. ¡Jamás se había construido en ningún otro reino nada semejante!

20. Además, todas las copas del rey eran de oro, lo mismo que toda la vajilla del palacio “Bosque del Líbano” (no había nada de plata, porque en tiempos de Salomón no era muy apreciada),

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