19. Por esto, hermanos míos amados, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;
20. porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.
21. Por lo cual, dejando toda inmundicia, y restos de malicia, recibid con mansedumbre la Palabra ingerida en vosotros, la cual puede hacer salvas vuestras almas.
22. Mas sed hacedores de la Palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.
23. Porque si alguno oye la Palabra, y no la pone por obra, este tal es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural.