19. Y toda la multitud procuraba tocarle; porque salía de él virtud, y sanaba a todos.
20. Y alzando él los ojos a sus discípulos, decía: Bienaventurados los pobres; porque vuestro es el Reino de Dios.
21. Bienaventurados los que ahora tenéis hambre; porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.
22. Bienaventurados seréis, cuando los hombres os aborrecieren, y cuando os apartaren de sí, y os denostaren, y desecharen vuestro nombre como malo, por el Hijo del hombre.
23. Gozaos en aquel día, y alegraos; porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos; porque así hacían sus padres a los profetas.