17. De cierto os digo, que cualquiera que no recibiere el Reino de Dios como un niño, no entrará en él.
18. Y le preguntó un príncipe, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para poseer la vida eterna?
19. Y Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino sólo Dios.
20. Los mandamientos sabes: No cometerás homicidio; no adulterarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre.
21. Y él dijo: Todas estas cosas he guardado desde mi juventud.
22. Y Jesús, oído esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.
23. Entonces él, oídas estas cosas, se puso muy triste, porque era muy rico.
24. Y viendo Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán dificultosamente entrarán en el Reino de Dios los que tienen riquezas!
25. Porque más fácil cosa es entrar un cable por el ojo de una aguja, que un rico entrar al Reino de Dios.
26. Y los que le oían, dijeron: ¿Y quién podrá ser salvo?
27. Y él les dijo: Lo que es imposible para con los hombres, posible es para Dios.
28. Entonces Pedro dijo: He aquí, nosotros hemos dejado todas las cosas, y te hemos seguido.
29. Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el Reino de Dios,
30. que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna.
31. Y Jesús, tomando aparte a los doce, les dijo: He aquí subimos a Jerusalén, y serán cumplidas todas las cosas que fueron escritas por los profetas, del Hijo del hombre.