1. Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía.
2. Mi alma tuvo sed de Dios, del Dios vivo. ¡Cuándo vendré, y compareceré delante de Dios!
3. Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, mientras me decían todos los días: ¿Dónde está tu Dios?