171. Mis labios rebosarán alabanza, cuando me enseñares tus estatutos.
172. Hablará mi lengua tus dichos; porque todos tus mandamientos son la misma justicia.
173. Sea tu mano en mi socorro; porque tus mandamientos he escogido.
174. He deseado tu salud, oh SEÑOR; y tu ley es mi delicia.