11. Porque Dios desató mi cuerda, y me afligió, por eso se desenfrenaron delante de mi rostro.
12. A la mano derecha se levantaron los jóvenes; empujaron mis pies, y pisaron sobre mí las sendas de su destrucción.
13. Mi senda derribaron, se aprovecharon de mi quebrantamiento, contra los cuales no hubo ayudador.